
Un equipo internacional de científicos asegura haber identificado el motivo por el que la atmósfera del Sol es más de 300 veces más caliente que su superficie: tornados supergigantes que inyectarían calor en las capas exteriores de la estrella. Según explican los autores en Nature,
la investigación se ha realizado comparando imágenes del telescopio
solar sueco y las tomadas por el Observatorio Solar de la NASA, y se ha
determinado que los puntos brillantes en la superficie del Sol y la
atmósfera se corresponden con remolinos.
La atmósfera solar está
dividida en tres capas, que de más interna a más externa reciben los
nombres de fotosfera, cromosfera y corona. La temperatura de la
superficie del Sol es de 5.526ºC, mientras que los picos en la corona
llegan a los dos millones de grados. Los tornados observados, 14 en
total, se detectaron en la cromosfera, pero los estudios posteriores han
indicado que estos remolinos se extienden a través de las tres capas
del Sol.
Mediante una simulación tridimensional, el equipo comprobó que los remolinos podrían desempeñar un papel en la elevación de la capa externa del Sol.
A diferencia de los tornados en la Tierra, que son alimentados por las
diferencias de temperatura y humedad, los tornados en el Sol son una
combinación de gas caliente que fluye que se enreda en el campo
magnético del astro y, en última instancia, es impulsada por las
reacciones nucleares en el núcleo solar.
Los expertos han
apuntado que los tornados giran a miles de kilómetros por hora y varían
en tamaño, con diámetros que van desde los 1.500 a los 5.550 kilometros.
"En base a los eventos detectados, se estima que al menos 11.000 remolinos están presentes en el Sol en todo momento", ha explicado Sven-Wedemeyer Böhm , autor principal del estudio.
En la simulación también se puede ver que en la fotosfera,
la capa más interna que está ligada a la superficie del Sol, estos
tornados se enfrían. "El embudo resultante es estrecho en la parte
inferior y se ensancha con la altura en la atmósfera", ha indicado
Sven-Wedemeyer Böhm.

Las diminutas algas diatomeas que invaden el fondo de los océanos formando parte del fitoplancton,
la base de toda la cadena alimentaria marina, podrían ser las
protagonistas de la próxima gran revolución informática. Eso es lo que
propone el bioquímico estadounidense Michael Sussman, director del
Centro de Biotecnología de la Unviersidad de Wisconsin-Madison.
Según publica hoy en la revista PNAS, las diatomeas son las mayores
expertas del planeta en la fabricación de láminas ultrafinas de sílice, un compuesto que da forma a sus caparazones y que químicamente está formado por oxígeno y silicio, el
rey de los elementos de la industria electrónica. "Si logramos imitar
controlar este proceso, tendremos una vía para mejorar la nanofabricación de los chips de silicio",
asegura Sussman, que admite que se sintió fascinado al conocer que cada
una de las más de 100.000 diatomeas que existen tiene un diseño
diferente y único de su cubierta silicea, perfectamente reconocible.
De momento, el investigador y su equipo ya han identificado 30 genes
implicados en la formación de sílice. "Ahora podemos concentrarnos en
ellos y comenzar a manipularlos genéticamente para ver qué sucede",
anuncia.
La capacidad de fabricar silicio no es el único aspecto llamativo de estas microalgas. De hecho, son más conocidas por tratarse de grandes aliadas en la lucha contra el calentamiento terrestre.
En efecto, las diatomeas captan un 20% del dióxido de carbono que es
eliminado de la atmósfera de forma natural cada año. Una cantidad
equivalente, según los expertos, a la que absorben todos los bosques tropicales del planeta.

¿Qué pasa cuando se adentra en las profundidades de la Tierra? ¡Se
encuentran nuevas especies! Un caracol translucido fue hallado a casi
un kilómetro bajo Tierra, en una de las cuevas más hondas del mundo.
Científicos
trabajando en la cueva Lukina Jama-Trojama en Croacia, uno de los 20
sistemas de cuevas más profundos del mundo, descubrieron una especie de
caracol nunca antes vista. Llamada Zospeum tholussum, tiene una concha
en forma de cúpula completamente transparente.
El curioso animal
que habita las profundidades ha perdido por completo su visión. Como
todas las especies Zospeum, no puede moverse por sí sola. Sin embargo,
los investigadores creen que no es completamente inmóvil pues se
encuentra en entornos lodosos, cerca de desagües naturales.
Con
sus mil 392 kilómetros de profundidad, la cueva Lukina Jama-Trojama es
de especial interés para los científicos ya que presenta tres
microclimas; en la entrada hay una temperatura gélida, en la sección
media la temperatura sube a 2º C y, al fondo alcanza los 4º C. ¿Cuánta
biodiversidad habrá en estos singulares ecosistemas?

Un equipo internacional de científicos asegura haber identificado el motivo por el que la atmósfera del Sol es más de 300 veces más caliente que su superficie: tornados supergigantes que inyectarían calor en las capas exteriores de la estrella. Según explican los autores en Nature,
la investigación se ha realizado comparando imágenes del telescopio
solar sueco y las tomadas por el Observatorio Solar de la NASA, y se ha
determinado que los puntos brillantes en la superficie del Sol y la
atmósfera se corresponden con remolinos.
La atmósfera solar está
dividida en tres capas, que de más interna a más externa reciben los
nombres de fotosfera, cromosfera y corona. La temperatura de la
superficie del Sol es de 5.526ºC, mientras que los picos en la corona
llegan a los dos millones de grados. Los tornados observados, 14 en
total, se detectaron en la cromosfera, pero los estudios posteriores han
indicado que estos remolinos se extienden a través de las tres capas
del Sol.
Mediante una simulación tridimensional, el equipo comprobó que los remolinos podrían desempeñar un papel en la elevación de la capa externa del Sol.
A diferencia de los tornados en la Tierra, que son alimentados por las
diferencias de temperatura y humedad, los tornados en el Sol son una
combinación de gas caliente que fluye que se enreda en el campo
magnético del astro y, en última instancia, es impulsada por las
reacciones nucleares en el núcleo solar.
Los expertos han
apuntado que los tornados giran a miles de kilómetros por hora y varían
en tamaño, con diámetros que van desde los 1.500 a los 5.550 kilometros.
"En base a los eventos detectados, se estima que al menos 11.000 remolinos están presentes en el Sol en todo momento", ha explicado Sven-Wedemeyer Böhm , autor principal del estudio.
En la simulación también se puede ver que en la fotosfera,
la capa más interna que está ligada a la superficie del Sol, estos
tornados se enfrían. "El embudo resultante es estrecho en la parte
inferior y se ensancha con la altura en la atmósfera", ha indicado
Sven-Wedemeyer Böhm.

Neurocientíficos del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT por
sus siglas en inglés), en Estados Unidos, han demostrado que es posible
implantar falsos recuerdos en el cerebro de ratones, y que muchos de los
rastros neurológicos de estos recuerdos son idénticos en su naturaleza a
la de la memoria auténtica.
"Tanto si se trata de un recuerdo
falso o de uno verdadero, el mecanismo neuronal del cerebro que subyace a
la recuperación de la memoria es el mismo", explica Susumu Tonegawa,
profesor de Biología y Neurociencia del Instituto Picower del MIT y
autor del estudio que publica Science. El estudio proporciona nuevas
evidencias de que los recuerdos se almacenan en redes de neuronas que
forman huellas en la memoria (los llamados engramas) a partir de cada
experiencia que vivimos, un fenómeno que el laboratorio de Tonegawa
demostró por primera vez el año pasado.
Los recuerdos episódicos
son fruto de asociaciones de varios elementos, los objetos, el espacio y
el tiempo. Estas asociaciones son codificadas por cambios químicos y
físicos en las neuronas, así como por modificaciones en las conexiones
entre las neuronas. Tonegawa y sus colegas son capaces de identificar
las células que forman parte de un engrama de una memoria específica en
una región del cerebro llamada hipocampo y reactivarla usando una
tecnología conocida como optogenética, que permite activar o desactivar
células selectivamente empleando luz.
Falsos recuerdos con luz
Por
si fuera poco, el nuevo trabajo revela que esta tecnología permite
intervenir en el proceso de la memoria mediante el control directo de
las células del cerebro, concretamente implantando falsos recuerdos en
los cerebros de los ratones. Para ello, los investigadores, colocaron a
los ratones en una nueva cámara, A, pero sin ningún tipo de descarga y,
cuando los roedores la exploraron, sus células de memoria se marcaron
con canalrodopsina. Al día siguiente, pusieron a los ratones se
colocaron en una segunda cámara muy diferente, B, y después de un
tiempo, se les dio un choque leve en el pie y en el mismo instante, los
investigadores usaron la luz para activar las células que codifican la
memoria de la cámara A.
Al tercer día, los ratones fueron puestos
de nuevo en la cámara A, donde ahora se quedaron paralizados, a pesar
de que nunca habían sido sometidos a un 'shock allí'. Actuó un falso
recuerdo: los ratones temen la sala A por la memoria, porque cuando se
les dio una descarga en la cámara B, estaban reviviendo el recuerdo de
cuando estuvieron en la cámara A.
Por otra parte, esa falsa
memoria parecía competir con una verdadera memoria de la cámara B,
hallaron los investigadores. Estos ratones también se quedaron
paralizados cuando se les colocó en la cámara B, pero no tanto como los
ratones que habían recibido un choque en la cámara B sin tener la cámara
A en la memoria activa.
Inmediatamente después de la retirada de
los falsos recuerdos, los niveles de actividad de los nervios también
fueron elevados en la amígdala, el centro del miedo en el cerebro que
recibe información de la memoria del hipocampo, al igual que lo son
cuando los ratones recuerdan un recuerdo genuino.